lunes, 26 de noviembre de 2007

Fundamentos tangibles


Al utilizar el concepto de neurocine, nos vienen a la mente ideas del futuro, experimentación con tecnologías inusitadas y conceptos aún por explorar. por su puesto hay una parte de verdad en esta concepción, pero sin duda hay un campo de estudio y una fundamentación teórica y práctica importante.

Desde el nacimiento del cine, se trabaja con el concepto de engañar al ojo, de forma que este actue como intermediario para visualización de la imagen en movimiento. pero ya a finales del siglo XIX, y sobre todo a lo largo del XX, el reto científico de engañar al cerebro, de forma que éste actuase como pantalla sin necesidad de utilizar el organo de la visión, ha estado presente.

Desde los primeros estudios de Ramón y Cajal sobre las redes nerviosas, hasta el desarrollo de la programación con algorítmos hacia un concepto denominado "algoritmos genéticos" (relacionados con la IA y la adaptación de sistemas informátios al cuerpo humano), a existido ésta idea.

El texto "La imagen inteligente: ¿neurocine o cinema cuántico?." hace un recorrido detallado sobre los procesos que han llevado al desarrollo de la idea, los puntos de inflexión y las vías de desarrollo del neurocine:

"El cinema del futuro podrá simular o estimular precisamente esas redes nerviosas basadas en el impulso. En lugar del trompe l'oeil , el próximo paso podría ser el trompe le cerveau –el aparato cinematográfico engañará al cerebro, no al ojo,
dirigiendo y controlando redes nerviosas con precisión y con el apoyo de máquinas moleculares. Podríamos entonces imitar la visión, construir una experiencia cinemática sin luz ni ojos, crear imágenes sin percepción, trasladadas mediante la
estimulación directa de redes nerviosas. Gracias a códigos temporales, basados en impulsos que estimulan directamente el cerebro, con ayuda de neurochips o chips cerebrales, habría percepción sin los sentidos, se vería sin tener que usar los ojos.
La estimulación –la representación artificial del mundo basada en pulsaciones– sustituiría la simulación. El cerebro, en oposición al ojo, se convertiría en la pantalla."

Es muy interesante ver cómo, aunque parezca que hablamos de términos muy futuristas, que en algún sentido pueden llegar a interpretarse como "moralmente cuestionables" (simbiósis hombre-máquina), desde los principios del cine y la reproducción de la imagen en movimiento, el concepto del neurocine ha estado presente.

Este hecho nos hace indicar que no hablamos de una utopía, una meta inalcanzable, una ilusión de película futurista. El neurocine y la transmisión neuronal de datos es un hecho de constante investigación, considerado ya omo el siguiente paso en la evolución de la cultura audiovisual del ser humano.

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