lunes, 26 de noviembre de 2007

El futuro del cine

Una hipotética versión del futuro del cine se dirige hacia simular o estimular unas redes nerviosas basadas en el impulso hacia el cerebro. Es decir, se pasa de la observación con el ojo, meramente perceptivo, a la observación con el cerebro. Entonces el aparato cinematográfico engañará al cerebro, no al ojo, dirigiendo y controlando redes nerviosas con precisión y con el apoyo de máquinas moleculares. Según este fragmento extraído de este texto:

Podríamos entonces imitar la visión, construir una experiencia cinemática sin luz ni ojos, crear imágenes sin percepción, trasladadas mediante la estimulación directa de redes nerviosas. Gracias a códigos temporales, basados en impulsos que estimulan directamente el cerebro, con ayuda de neurochips o chips cerebrales, habría percepción sin los sentidos, se vería sin tener que usar los ojos. La estimulación –la representación artificial del mundo basada en pulsaciones– sustituiría la simulación. El cerebro, en oposición al ojo, se convertiría en la pantalla.

Encontramos perfecto que se evolucione hacia la dirección más saludable, como ya hemos dicho en posts anteriores, el hecho de que personas con discapacidad, ya sea visual como auditiva, puedan ver u oír. También encontramos positivas las nuevas ideas creativas que puedan surgir con esa tecnología, como por ejemplo en el campo del arte. Hay varios peros, que no los consideramos del todo correctos; por ejemplo, nos da a pensar como aumentaría el nivel de control de la población de un estado, negando cada vez más a la libertad del individuo. Otro aspecto negativo sería la individualización de la persona, ya que cada vez más, y como hemos observado en posts anteriores, se tiende a un uso individual de los sistemas de reproducción ya sean sonoros como visuales.

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